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Las pizzas, empanadillas y bocadillos también pueden ser saludables


¡Es que está tan rica!

La comida basura está diseñada para estimular nuestros sentidos, tiene un umbral del sabor muy alto, gracias a su alto contenido en grasas y a la adicción de sal, saborizantes, azúcar y demás aditivos para aumentar al máximo el sabor.

Y nuestro cerebro nos traiciona: nos pide esa comida que lo vuelve loco. Nuestro cerebro reacciona con la comida basura de una forma muy similar a cómo lo hace con las drogas, la dopamina, y es ella la que nos da ese placer tan inmenso que sentimos cuando nos comemos una hamburguesa bien grasienta, o ese bollo relleno de chocolate... mmmm...


Pero el problema (al margen de los problemas de salud que nos traen este tipo de alimentación) es que la dopamina siempre quiere más, y más, y más... es insaciable, y cuanta más comida basura comas, más querrás.


Y ahora, la pregunta del millón: ¿Podemos convertir la comida basura en comida saludable?


Pues sí, podemos. El truco es simple: ingredientes de calidad y unas buenas técnicas culinarias. Evidentemente, no esperes que el umbral del sabor sea igual, porque nunca vas a conseguir ese sabor tan exagerado con comida de verdad (te recuerdo, por si no lo sabes, que la comida basura, o los ultra procesados, no se les puede considerar comida)


¿Y cómo lo hacemos? Bueno, lo primero elegir buenos ingredientes, te voy a poner ejemplos:


  • Una pizza de peperonni y queso, mal. Pero si hago una pizza con una buena harina (integral muchísimo mejor), una buena pasta de tomate, mozarela fresca y luego, los ingredientes que más te gusten (eliminando los fiambres, que no son comida), pues ya es saludable.

  • Una burguer con pan de molde, queso y ketchup, mal. Pero si compro un buen pan de hamburguesa, elijo una buena carne para la hamburguesa, y añado, queso, lechuga, tomate, huevo a la plancha, o lo que más te guste, bien. Incluso podemos poner mayonesa casera o cualquier otra salsa casera que te guste.

  • Empanadillas, croquetas, nuggets comerciales y fritos, mal. Pero eso mismo, casero y al horno, genial.

  • Bocadillo... el bocadillo es ideal para comer fuera de casa (o dentro, a mí me flipan los bocadillos) y como ya hemos hablado, lo importante es elegir un buen pan, aquí te explico qué debes tener en cuenta, y unos buenos ingredientes, ¿sabes cuál es uno de mis bocadillo preferidos? el de mix de hojas verdes, aguacate, salmón ahumado, pimiento asado y aceite de oliva... ¿no se te hace la boca agua?


¿Vas viendo por dónde voy? Lo esencial es que la materia prima sea de buena calidad, y luego cuidar las técnicas culinarias. Que añado, si yo me ceno una noche croquetas al cabo de las mil, las hago fritas, porque no es algo que consuma de manera habitual. Pero si te gustan mucho este tipo de alimentos, siempre tienes la opción del horno (y así puedes comerlas sin preocuparte por el exceso de grasa)


Lo mismo nos puede pasar con las pastas, arroces, legumbres, etc. TODO, absolutamente todo, puede ser saludable o no, dependiendo de los ingredientes y de cómo se cocine.

Vamos a cambiar las lentejas con chorizo, por lentejas con verduras, la pasta con salchichas por una salsa con pesto o con salsa de tomate casera.


Volvamos a como cocinaban nuestras abuelas, en casa, con ingredientes de calidad, con mimo y amor. Porque no podemos comer saludable sin entrar a la cocina, es como querer montar en bici, sin ruedas.


¿Tienes dudas? Desde Ranas y Renacuajos, podemos ayudarte, ponte en contacto con nosotras y veremos qué servicio se adapta mejor a tus necesidades.

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